Todo empezó cuando Marina Ibarra, integrante de la delegación platense de la Asociación Tolkien Argentina y estudiante de bibliotecología, visitó la Biblioteca Braille como parte de un trabajo de rutina. Seguidora de Tolkien, no pudo dejar de observar que entre los volúmenes disponibles en braille y en audio no había ninguna "obra del Profesor", como conocen en el argot a los títulos del escritor británico. Y casi automáticamente se le ocurrió la idea: que fueran los integrantes de la propia Asociación los que se dedicaran a grabarlos en audiotexto, para que los no videntes pudieran acceder a la literatura del autor de "El Señor de los Anillos".
Y la idea dio sus rápidos frutos. La Asociación ya donó dos cuentos cortos de Tolkien grabados en cassette de acuerdo a las rigurosas pautas de lectura dispuestas por las bibliotecas de ciegos a nivel mundial. Esos cuentos ("El Herrero de Wooton Mayor" y "Egidio, el Granjero de Ham") no son más que los primeros pasos de un proyecto más amplio que se propone dotar a la biblioteca de ciegos platense de obras más largas y complejas del famoso escritor inglés, como "El Hobbit" o el mismísimo "Señor de Los Anillos".
"Es una iniciativa muy valiosa, porque a su vez la biblioteca platense pone este material a disposición de los no videntes de todo el país, entre quienes hay mucho interés por conocer la obra de Tolkien, que hasta el día de hoy no tenía versión accesible para los ciegos en castellano", explica Marcelo Calvo, director de la biblioteca para ciegos.
Los integrantes de la Asociación Tolkien, en tanto, se muestran sorprendidos por la bienvenida que tuvo entre los no videntes la primera parte del proyecto.
"En realidad grabamos los primeros cuentos con una intención experimental, pensando que sobre el primer material la gente de la biblioteca haría correcciones, pero nos dijeron que el nivel de la grabación era muy bueno y se lo quedaron", explica Ibarra.
Y la decisión de la biblioteca, satisfecha con el nivel de las cintas, se basa en el exhaustivo trabajo realizado por los seguidores de Tolkien, que buscaron la normativa internacional que rige para los audiotextos destinados a los ciegos y rastrearon todo lo que de Tolkien pudiera haber disponible para no videntes en el país.
"Lo primero que descubrimos es que no había nada, vale decir que los ciegos no podían tener acceso por sí solos a la obra de Tolkien, sobre todo ahora que se habla tanto de ella por el estreno de la tercera parte de El señor de los Anillos. Y se nos ocurrió que podíamos unir el objetivo de la Asociación -que es el de difundir la obra de Tolkien- con una iniciativa solidaria", dice Diego Silingo, otro de los integrantes del nucleamiento.
En su trabajo de rastreo descubrieron que sólo existían en el país audiotextos en inglés de las obras de Tolkien, pero el director Marcelo Calvo consideró que era necesario contar con las obras en castellano. Fue entonces que se decidieron a grabar los textos.
"Los voluntarios que suelen grabar obras para ciegos priorizan los libros de texto y no les alcanza el tiempo para grabar obras de entretenimiento, así que nos dispusimos a hacer ese trabajo por nuestra cuenta y desinteresadamente", explica Ibarra.
Para eso se asesoraron con gente de la Biblioteca que les explicó el procedimiento que rige la grabación de audiotextos para todas las bibliotecas de ciegos del mundo: les dijeron, así, que debían grabar con voz clara y nítida todo el contenido de cada libro. Desde el nombre del traductor al pie de imprenta, pasando por los datos bibliográficos y refiriendo el número de cada página antes de comenzar a leerla.
El Herrero de Wooton Mayor
Los seguidores de Tolkien optaron por empezar a trabajar sobre un cuento corto para niños que el escritor británico escribió para sus hijos: "El Herrero de Wooton Mayor", que cuenta la historia de un herrero que se come una pequeña estrella que lo lleva a un mundo de fantasía.
Para eso convocaron a una estudiante de locución integrante del grupo (Milagros González) para leer una parte del texto mientras un nutrido grupo de apoyo, integrado entre otros por Juan José Prado, Diego Silingo y Francisco Javier Stornini colaboraba con la lectura y con todos los aspectos vinculados a la grabación y el sonido.
"En total fueron cuatro sábados los que utilizamos para grabar el primer texto en sesiones que se extendieron por espacio de seis horas promedio cada una", dicen los integrantes de la Asociación Tolkien, quienes aunque saben que será todavía más el tiempo y el trabajo necesario para grabar nuevos títulos están decididos a seguir adelante incluso con una obra tan larga como "El Señor de los Anillos".